La experiencia no ha sido positiva en las provincias de Catamarca, La Pampa, Mendoza, Río Negro, San Luis, Santa Fe y Tierra del Fuego. Las restricciones y la falta de turismo atenta contra las posibilidades del sector.
Las provincias de Catamarca, Santa Fe, Mendoza, San Luis, La Pampa, Tierra del Fuego y Río Negro se encuentran en la fase 5 de la cuarentena por el coronavirus y, gracias a ese estatus sanitario, autorizaron la reapertura de locales gastronómicos aunque las expectativas del sector se vieron frustradas ya que el aluvión de clientes que imaginaban nunca llegó.
Catamarca es la única provincia a la que nunca llegó el coronavirus y debido a su situación epidemiológica, el pasado 23 de mayo, el Comité Operativo de Emergencia provincial habilitó la apertura de bares y restaurantes de 7 a 23.
“Desde que nos permitieron reabrir, los clientes vienen menos que antes, pero la mayoría respeta las normas de higiene”, dijo a Télam Cristian González, mozo de un bar tradicional catamarqueño.
En Mendoza, los bares y restaurantes funcionan desde fines de mayo. Los dueños y empleados advirtieron a Télam la “poca afluencia de clientes por debajo de las expectativas”.
Las ventas del rubro se modifican según el horario de atención siendo más fuerte el nocturno que finaliza a las 23 como el caso de los patios cerveceros que tiene mayor afluencia.
A su vez, también volvieron a la actividad los locales que están dentro de centros comerciales con la modalidad de reserva previa, no más de 4 personas y firmando una declaración jurada. En Mendoza solo se puede asistir a comercios de cercanías.
La ciudad de Mendoza es una de las principales ciudades turísticas del país, en la que se visita algunos puntos como la montaña, las bodegas y la peatonal.
En este contexto Johana Bozo, moza de un bar de la peatonal del centro, dijo a Télam que “no significó mucho la apertura del local en la modalidad restringida porque no vendemos ni siquiera el 10% de lo que vendíamos antes que hacíamos $3.000 en una mesa y ahora eso es por día. Al no haber turismo, bajaron mucho las ventas, y encima la salida por DNI hizo que bajara más aún, hemos cambiado los menúes y ahora ofrecemos minutas y platos menos elaborados”.
Por último, en Tierra del Fuego tampoco se cumplieron las expectativas de los comerciantes, quienes sostienen que el nivel de facturación de sus negocios oscila, en promedio, entre el “15 y el 20%” de lo que era antes de la pandemia.
Oscar Rubinos, dueño del hotel Cap Polonio (que cuenta con un bar y restaurante propio en calle principal de la capital fueguina) contó que la actividad se reanuda “lentamente, en nuestro caso mejoramos un poco los ingresos con las ventas por delivery o la comida para llevar, pero la falta de turismo de todo tipo tiene una gran repercusión en nuestro rubro”.